Rosacruz de Max Heindel |
Cualquier persona
conocedora de los aforismos del Yoga de Patañjali verá muy claramente que las
novedades que se introdujeron en el movimiento esotérico de finales del siglo
XIX y principios del XX tenían que ver con dicha obra y las etapas del Yoga
que allí se describen. Determinadas posturas, mudras, kriyas, bandhas, control
de la energía vital o prânayama, absorción de la mente hacia el interior
(pratyahara), concentración, meditación, son prácticas propias del Yoga. La
transformación del cuerpo etérico o pránico, la transfiguración de un cuerpo de
luz, era una práctica yógica, que se alcanzaba por medio de determinados ejercicios
respiratorios y la meditación en los chakras. Algunos yogis indios entendieron
que Jesús debió conocer esto de alguna manera, pues veían en los Evangelios y
en algunas partes de la Biblia la descripción velada de estas técnicas. Por su
parte teósofos y rosacruces modernos introdujeron muy conscientemente estas
técnicas en sus trabajos espirituales. Podemos decir que el Yoga y sus
prácticas se encuentra detrás del renacer espiritual que comenzó en Occidente
de la mano de la Sra. Blavatsky y sus seguidores, así como de los grandes
maestros rosacruces.
En 1861 Babaji, un
Yogâvatar procedente de los Himalayas, tomó contacto con Lahiri Mahasaya, al
que le reveló algunas técnicas o kriyas, consistentes en lo que se denomina
pranayama y pratyahara, para acelerar el desarrollo del vehículo etérico o
vital y dominar la mente. Se trata de distintas técnicas de respiración y
meditación que permiten al practicante retener el carbono que se exhala en la
respiración normal, y como una planta ir modificando el propio cuerpo etérico o
vital. En los ejercicios de meditación el practicante de los mismos conseguía
tener una imagen muy clara de los chakras y del ascenso de la serpiente
Kundalini a través de la espina dorsal. Además, por el uso de una serie de
mudras, el yogi podía ver determinados colores y luces, en la pantalla interior
del tercer ojo, a la altura del entrecejo. Estas son algunos de los resultados
de la práctica de los kriyas que enseñó Babaji a Lahiri Mahasaya y que le pidió
que diera conocer al mundo.
Símbolo de la Self Realization Fellowship de Sw. Yogananda |
En el año 1879 los
fundadores de la Sociedad Teosófica, Helena Petrovna Blavatsky y el Coronel
Olcott se trasladaron a India y establecieron la sede central de la Sociedad en
Bombay, y finalmente, en 1882 adquirieron una gran extensión de terreno en
Adyar, un suburbio de la ciudad de Madrás (Chennai), donde todavía hoy se
encuentran la sede central de la Sociedad Teosófica. Los contactos de muchos
teósofos con India fueron fluidos y abundantes. La Dra. Annie Besant y C.W.
Leadbeater conocieron, gracias a dichos contactos y sus prácticas esotéricas,
algunas de las técnicas y kriyas para tomar conciencia de los centros vitales
llamados chakras, que trataban, sobre todo, con los miembros de la Escuela
Esotérica de la Sociedad Teosófica, cuyos grados eran el de Probacionista y el
Discípulo en el Sendero. Desde el año 1895 hasta el año 1904 la Dra. Besant y
C.W. Leadbeater escriben algunas obras que sin duda inspiraron a todos los
teósofos de la época, incluido a los maestros rosacruces. De este
período son las siguientes obritas: El sendero del discipulado (1895) y El
cristianismo esotérico (1901) de la Dra. Besant, y Los auxiliares
invisibles (1896) y Clarividencia (1899), en estas obras se
explicaba las dos primeras etapas del sendero: el probacionismo y del
discipulado, así como la manera de trabajar con los auxiliares invisibles en estados
de trance y sueño. Desde finales del siglo XIX y hasta el año 1909, ya bajo la
presidencia de la Dra. Besant, la Sociedad Teosófica fue un canal de difusión
de doctrinas y prácticas yogicas, así como del Kundalini Yoga.
En el año 1902 el
Dr. Rudolf Steiner se integra en la Sociedad Teosófica como Presidente de la
Sección Alemana, dirige también la Escuela Esotérica de dicha Sociedad. En el
año 1904 publica dos obras clave: Teosofía y Cómo se adquiere el
conocimiento de los mundos superiores: un sendero moderno de iniciación.
Durante estos años, por una parte, el Dr. Steiner daba sus conferencias sobre
ciencia oculta a amplios grupos de oyentes e interesados, y además trabajaba
con grupos reducidos de personas, que a veces no superaban las tres personas,
en el ámbito de la Escuela Esotérica de la Sociedad Teosófica. A los
probacionistas de este grupo les conminaba a meditar por la mañana y por la
noche, a hacer un ejercicio de retrospección de los acontecimientos,
sentimientos y pensamientos del día; además, tenían que estudiar determinados
textos y lecciones ocultas, llevar un cuaderno de seguimiento de las prácticas
y regularmente eran examinados sobre las mismas, y se les pedía que se
abstuvieran de beber alcohol y alimentos animales.
Más tarde, el Dr.
Steiner identificó estas prácticas de estudio y meditación con la Iniciación de
los Rosacruces. En 1907, tras el primer Congreso Alemán de la Sociedad
Teosófica, el Dr. Steiner dio un curso de catorce conferencias sobre la
Teosofía del Rosacruz, en el que desarrollaba dos tipos de iniciación
occidental. Por un lado la Iniciación propiamente cristiana, que tenía siete
fases inspiradas en el Evangelio de San Juan, en las que el probacionista llegaba a
estar tan identificado con sus vehículos internos, que en un momento dado, se
producía la separación del vehículo astral del cuerpo físico. La segunda
Iniciación era la del Rosacruz. En esta, tras el estudio y comprensión de la
ciencia oculta, y de unos ejercicios de meditación, en los cuales podía ver e
identificar sus chakras superiores, accedía a una práctica de ejercicios
respiratorios, que le permitían hacer exactamente el mismo proceso del que
hablaba el Kriya Yoga, esto es, que el probacionista rosacruz podía llegar a
retener el carbono de la respiración, como el kriyaban, y construir así un
nuevo cuerpo etérico, que gracias al carbono refinado llegaba a ser como el
diamante, tal como lo describen los budistas, el cuerpo transfigurado del
Cristo.
Gran parte de las
ideas sobre la Rosacruz que siguieron al año 1907, año del Congreso alemán,
estaban relacionadas con este proceso, que denominó la elaboración de la piedra
filosofal. Cristian Rosacruz había sido proclamado Caballero de la Piedra
Solar, y el Sol es la fuente principal de energía etérica y vitalidad, del
prâna, por lo que la piedra filosofal tenía que ver con el cuerpo etérico o
pránico, y su transformación. La respiración está íntimamente relacionada con
este proceso de elaboración de la piedra filosofal, el control del prâna o
prânayama de los yogis, es para el Rosacruz la clave del Camino de
Transfiguración del Cristo. Steiner construye en Munich un pequeño Templo con
dos estancias una azul y otra roja, la roja relacionada con la sangre arterial,
que transporta el oxígeno, y la azul relacionada con la sangre venosa, que
transporta el dióxido de carbono que se elimina en la exhalación. El Templo de
Munich guarda una estrecha relación con el proceso de transfiguración del
cuerpo etérico, por medio de ejercicios respiratorios, de prânayama y kriyas, tal
como hacían los yogis y kriyabanes seguidores de las enseñanzas de Lahiri
Mahasaya. El gran teatro de madera, el Goetheanum, también tenía dos cúpulas y
dos grandes salas, al igual que el pequeño templo de Munich.
Los kriyas
consisten en bandhas o cerramientos y mudras, posiciones de las manos, entre
otras técnicas, uno de estos mudras permitía el desarrollo del tercer ojo, en
la frente, por el cual, muy fácilmente, se pueden ver algunas formas luminosas
y colores. Una de estas formas, de la que habla Swami Yogananda en sus libros y
lecciones, es una brillante estrella de cinco puntas en el centro de un círculo
de color azulado. El Dr. Steiner conocía esta imagen, pues utilizó el símbolo
de un pentagrama en un círculo azul en un de sus obras de teatro. Sin duda,
este mudra debía practicarse entre los probacionistas que seguían al Dr.
Steiner, pues uno de sus alumnos, el Sr. Max Heindel, que siguió las lecciones
del círculo de la Escuela Esotérica que daba el Dr. Steiner, utilizó este mismo
símbolo, en el que inscribió una cruz blanca con siete rosas rojas, sobre el
pentagrama blanco en un círculo azul, la visión del tercer ojo, para realizar
un nuevo trabajo de concentración (dharana) de energía etérica en aquel
símbolo, que se encontraba en el Templo de Mount Ecclesia en Oceanside
(California). Desde allí comenzó un nuevo trabajo de curación, pues aquel
tranquilo paraje californiano, a orillas del Océano Pacífico, pretendía ser una
clínica, consagrada a la curación no solo del cuerpo físico, sino también del
alma, a través de la transformación de las fuerzas etéricas del cuerpo. Max
Heindel fundó la Fraternidad Rosacruz.
En su importante
obra, “El concepto Rosacruz del Cosmos”, el Sr. Max Heindel nos cuenta como el
misterio del mundo y el desarrollo futuro del hombre se encuentran,
precisamente, en la sangre arterial, y en la obtención de la Piedra Filosofal,
tal como lo había aprendido de su maestro, el Dr. Rudolf Steiner. La Iniciación
Rosacruz tal como la propone Max Heindel, en la etapa de la Transfiguración, el
Fuego de Neptuno asciende por el canal espinal, transformando y eliminando
todos los residuos del cuerpo, que se vuelve progresivamente transparente o
diamantino. En la última etapa de la Iniciación, Max Heindel explica como ese
cuerpo diamantino rompe los nudos que le unen al cuerpo, simbolizado por los
cuatro estigmas de las manos y de los pies, y la corona de espinas, y como un
pentagrama blanco y puro, se emancipa totalmente de la materia y aparece como
un resucitado.
Tanto el Dr.
Steiner como el Sr. Max Heindel se apartaron de las concretas técnicas yógicas,
kriyas y mudras, que les habían aportado la visión y comprensión de los
procesos de desarrollo interno, y fueron decantándose por mostrar un camino más
relacionado con la práctica y la actividad moral, que con las determinadas
técnicas yogicas que ellos habían utilizado. De hecho el Dr. Steiner acusará a
la Sociedad Teosófica de utilizar prácticas yógicas, que él había descartado en
su experimentación espiritual. Sin embargo, tanto en los libros como en los
elementos simbólicos utilizados quedaba el recuerdo de esas técnicas, se
suprimieron los ejercicios respiratorios y los mudras que provocaban visiones
del tercer ojo, por considerarlos peligrosos, y se centraron en una vía moral
de desarrollo paulatino y lento de las facultades internas del alma.
Todos estos
símbolos, procedentes del Kriya Yoga se integraron en la tradición rosacruz: el pentagrama se convierte en una rosa de oro en el centro
de una cruz dorada, el ascenso del Fuego de Neptuno a través del canal espinal
en un Caduceo Dorado, símbolo de la realización sublime del alma, gracias a la
Fuerza de Kundalini. Los rosacruces modernos siguieron trabajando la meditación, la
meditación matutina y la meditación vespertina de la Escuela Esotérica del Dr.
Steiner, se convirtieron en los servicios de curación rosacruces. De hecho, actualmente, las prácticas espirituales de rosacruces y antropósofos consisten en el progreso espiritual a partir de un nuevo comportamiento moral y las meditaciones
diarias. Pero a pesar del
cambio de rumbo, los símbolos hacia los que se orientan teósofos, antropósofos
y rosacruces, son antiguos símbolos del Raja Yoga, el verdadero camino hacia la
perfecta unificación del Ser.
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