lunes, 16 de junio de 2008

Canon Muratorianus


El fragmento Muratoriano es un texto en latín, que data del año 170 aproximadamente, encontrado en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, y que fue publicado por Lodovico Antonio Muratori, en el año 1740. El fragmento recoge el Canon de la Iglesia en la segunda mitad del siglo II. A continuación ofrecemos la versión latina y su traducción.



...quibus tamen interfuit et ita posuit tertio evangelii librum secundo lucan. lucas iste medicus post ascensum XPi cum eo paulus quasi ut juris studiosum secundum adsumsisset numeni suo ex opinione conscripset dnm tamen nec ipse vidit in carne et ide prout asequi potuit ita et ad nativitate iohannis incipet dicere. quarti evangeliorum iohannis ex decipolis. cohortantibus condescipulis et eps suis dixit conieiunate mihi odie triduo et quid cuique fuerit revelatum alterutrum nobis ennarremus eadem nocte revelatum andreae ex apostolis ut recogniscentibus cuntis iohannis suo nomine cuncta describeret et ideo licet varia sinculis evangeliorum libris principia doceantur nihil tamen differt credentium fidei cum uno ac principali spu declarata sint in omnibus omnia de nativi tate de passione de resurrectione de conversatione cum decipulis suis ac de gemino eius adventu primo in humilitate dispectus quod foit secundum potestate regali ... preclarum quod foturum est quid ergo mirum si iohannes tam constanter sincula etia in epistulis suis proferam dicens in semeipsu quae vidimus oculis nostris et auribus audivimus et manus nostrae palpaverunt haec scripsimus vobis sic enim non solum visurem sed et auditorem sed et scriptore omnium mirabiliu dni per ordi nem proftetur acta aute omniu apostolorum sub uno libro scribta sunt lucas obtime theofi le comprindit quia sub praesentia eius sincula gerebantur sicuti et semote passione petri evidenter declarat sed et profectione pauli ab urbe ad spania proficiscentis epistulae autem pauli quae a quo loco vel qua ex causa directe sint volentibus intellegere ipse declarant primu omnium corintheis scysmae heresis interdicens deinceps b callaetis circumcisione romanis aute ordine scripturarum sed et principium earum ... esse XPm intimans prolexius scripsit de quibus sincolis neces se est ad nobis disputari cum ipse beatus apostolus paulus sequens prodecessoris sui iohannis ordine non nisi nominati sempte ecclesiis scribat ordine tali a corenthios prima ad efesius seconda ad philippinses ter tia ad colosensis quarta ad calatas quin ta ad tensaolenecinsis sexta ad romanos septima verum corintheis et thesaolecen sibus licet pro correbtione iteretur una tamen per omnem orbem terrae ecclesia deffusa esse denoscitur et iohannis eni in a pocalebsy licet septe eccleseis scribat tamen omnibus dicit veru ad filemonem una et at titu una et ad tymotheu duas pro affecto et dilectione in honore tamen eclesiae catholice in ordinatione eclesiastice discepline scificate sunt fertur etiam ad laudecenses alia ad alexandrinos pauli nomine fincte ad heresem marcionis et alia plura quae in catholicam eclesiam recepi non potest fel enim cum melle misceri non concruit epistola sane iude et superscrictio iohannis duas in catholica habentur et sapientia ab amicis salomonis in honore ipsius scripta apocalapse etiam iohanis et petri tantum recipimus quam quidam ex nostris legi in eclesia nolunt pastorem vero nuperrim e temporibus nostris in urbe roma herma conscripsit sedente cathetra urbis romae aecclesiae pio eps fratre eius et ideo legi eum quide oportet se publicare vero in eclesia populo neque inter profetas completum numero neque inter apostolos in fine temporum potest arsinoi autem seu valentini vel mitiadis nihil in totum recipemus qui etiam novu psalmorum librum marcioni conscripse runt una cum basilide assianom catafry cum constitutorem ...

“... en éstos, sin embargo, él estaba presente, y así los anotó en el tercer libro del evangelio según Lucas. Después de la ascensión de Cristo, Lucas el médico, al cual Pablo había llevado consigo como experto jurídico, escribió en su propio nombre concordando con la opinión de [Pablo]. Sin embargo, él mismo nunca vio al Señor en la carne y, por lo tanto, según pudo seguir..., empezó a contarlo desde el nacimiento de Juan. El cuarto evangelio es de Juan, uno de los discípulos. Cuando sus compañeros discípulos y obispos le animaron, dijo Juan, "Ayunad junto conmigo durante tres días a partir de hoy, y, lo que nos fuera revelado, contémoslo el uno al otro". Aquella misma noche le fue revelado a Andrés, uno de los apóstoles, que Juan debería escribir todo en nombre propio, y que ellos deberían revisárselo. Por lo tanto, aunque se enseñan comienzos distintos para los varios libros del evangelio, no hay diferencia para la fe de los creyentes, ya que en cada uno de ellos todo ha sido declarado por un solo Espíritu, referente a su natividad, pasión, y resurrección, su asociación con sus discípulos, su doble advenimiento – el primero humilde y despreciado, el cual ya pasó; el segundo, en poder real, su vuelta. No es de extrañar, por lo tanto, que Juan presentara de forma tan constante los detalles por separado en sus cartas, diciendo de sí mismo: "Lo que hemos visto con nuestros ojos y oído con nuestros oídos y hemos tocado con nuestras manos, éstas cosas hemos escrito". Porque de esta manera pretende ser no sólo un espectador sino uno que escuchó, y también uno que escribía de forma ordenada los hechos maravillosos acerca de nuestro Señor. Los Hechos de todos los apóstoles han sido escritos en un libro. Dirigiéndose al excelentísimo Teófilo, Lucas incluye una por una las cosas que fueron hechas delante de sus propios ojos, lo que él muestra claramente al omitir la pasión de Pedro, y también la salida de Pablo de la ciudad hacia España. En cuanto a las cartas de Pablo, muestran a los que deseen entender desde qué lugar y con qué fin fueron escritas. En primer lugar a los Corintios prohibiendo el cisma y la herejía; luego a los Gálatas contra la circuncisión; a los Romanos escribió extensamente acerca del orden de las escrituras y también insistiendo que Cristo fuese el tema central de éstas. Nos es necesario dar un informe bien argumentado de todos éstos ya que el bendito apóstol Pablo mismo, siguiendo el orden de su predecesor Juan, pero sin nombrarle, escribe a siete iglesias en el siguiente orden: primero a los Corintios, segundo a los Efesios, en tercer lugar a los Filipenses, en cuarto lugar a los Colosenses, en quinto lugar a los Gálatas, en sexto lugar a los Tesalonicenses, y en séptimo lugar a los Romanos. Sin embargo, aunque repita a los Corintios y a los Tesalonicenses para su reprobación, se reconoce a una Iglesia difundida a través del mundo entero. Porque también Juan, aunque escribe a siete iglesias en el Apocalipsis, les habla a todas. Además, [Pablo escribe] una a Filemón, una a Tito, dos a Timoteo, en amor y afecto; pero han sido santificadas para el honor de la Iglesia católica en la regulación de la disciplina eclesiástica. Se dice que existe otra carta en nombre de Pablo a los Laodicenses, y otra a los Alejandrinos, falsificadas según la herejía de Marción, y muchas otras cosas que no pueden ser recibidas en la Iglesia católica, ya que no es apropiado que el veneno se mezcle con la miel. Pero la carta de Judas y las dos superscritas con el nombre de Juan han sido aceptadas en la católica. Sabiduría también, escrita por los amigos de Salomón en su honor. El Apocalipsis de Juan también recibimos, y el de Pedro, el cual algunos de los nuestros no permiten ser leído en la Iglesia. Pero el Pastor fue escrito por Hermas en la ciudad de Roma bastante recientemente, en nuestros propios días, cuando su hermano Pío ocupaba la silla del obispo en la Iglesia de la ciudad de Roma; por lo tanto sí puede ser leído, pero no puede ser dado a la gente en la Iglesia, ni entre los profetas, ya que su número es completo, ni entre los apóstoles al final de los tiempos. Pero no recibimos ninguno de los escritos de Arsinoe, Valentín o Mitíades en absoluto. También han compuesto un libro de salmos para Marción [éstos rechazamos] junto con Basílides [y] el fundador asiático de los Catafrigios.”

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