En anteriores post veíamos los fundamentos filosóficos de la Alquimia, como una verdadera ciencia. Si bien, siempre fue de la mano de la magia, y por ello algunas mentes ilustradas, sobre todo, a partir del Renacimiento, la miraron con cierta desconfianza. Sin embargo, la Alquimia se trataba de una verdadera ciencia basada en principios filosóficos, lo que, por otra parte, justificaba la convertibilidad de sus elementos. Ciencia de metamorfosis y transmutaciones; así como la física se ocupaba del cambio local, la Alquimia exploró las alteraciones de la materia, el cambio en un mismo objeto. Esto solo fue posible sobre la base de una filosofía diferente, que permitía la alteración sustancial, hoy en día, no hay posibilidad de transformación y convertibilidad de los elementos, que han quedado inamovibles y fijados en la moderna tabla periódica, y por tanto, la Alquimia ha perdido su carácter científico.
Pero el que la Alquimia no tenga fundamento según la moderna ciencia no quiere decir que no pueda tener su utilidad desde otros puntos de vista. La Alquimia nació en el entorno cultural del helenismo alejandrino del siglo III de nuestra era. La cultura alejandrina es una cultura de sincretismos e intercambios. El cristianismo gnóstico, el gnosticismo judío, fueron tremendamente influenciados por la cultura pagana greco-egipcia de Alejandría. La Sabiduría de los sabios de Israel se convirtió en una diosa personificada, muy próxima a la diosa Isis de los misterios egipcios, la religión popular alejandrina influyó en la teología cristiana y judía de Egipto. La Alquimia había rescatado e impedido la total extinción de ciertos elementos simbólicos del antiguo paganismo, y conservó el lenguaje egipcio de los jeroglíficos, la escritura sagrada, que sirvió a los alquimistas para transmitir sus misterios.
Las religiones paganas y el gnosticismo, conservaban ciertos mitos sobre las transformaciones del Alma, entendiendo por tal, no solo el Alma del Mundo, sino también el alma particular. Al igual que los mitos paganos, la Alquimia conserva un lenguaje simbólico muy relacionado con la vida anímica. Es por ello, que psicólogos como C.G. Jung y sus seguidores, vieron en la Alquimia un lenguaje muy adecuado para explicar ciertas expresiones profundas del alma. E, igualmente, los Rosacruces crearon una leyenda alquímica, con la que pretendían sentar las bases de los nuevos misterios del Cristianismo más espiritual y místico. Las Bodas Alquímicas de Cristián Rosacruz es un relato iniciático, es el mito fundacional de unos nuevos misterios, los Misterios de la Alquimia Rosacruz, que ya poco tiene que ver con la ciencia alejandrina, y sí mucho que ver con una nueva forma de entender las transformaciones del ser humano, en camino hacia una verdadera vida evangélica.
La Alquimia como una verdadera ciencia que fue, tenía su fundamento en sólidos principios filosóficos, la filosofía natural de los antiguos y medievales, y utilizaba el símbolo como expresión, un lenguaje que asegura la relatividad de los fenómenos observados, aunque eso sí, un lenguaje solamente apto para adeptos y entendedores del mismo, es decir, personas que son capaces de trascender el concepto mental y la conceptualización del mundo, que no rechazan la razón, pero tampoco las intuiciones del alma, y que por tanto, no pone límites al pensamiento. Esta es la razón por la que la Alquimia siempre despertará animadversión en aquellas personas incapaces de pensar más allá de límites bien definidos, pero podrá encontrar su utilidad en aquellos capaces de traspasarlos. Procul hinc, procul ite prophani!
Juan Almirall
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