"Una clave para descifrar la esencia de Sócrates la encontramos en aquel fenómeno extraño que, bajo el nombre de Demonio de Sócrates, nos permite ver más claramente en el fondo de la naturaleza de este hombre. En estas circunstancias, cuando la extraordinaria lucidez de su inteligencia parecía abandonarle, una voz divina se dejaba oír dentro de él y le daba nuevos ánimos. Cuando esta voz le habla, siempre le disuade. La sabiduría instintiva en esta naturaleza completamente anormal no interviene nunca más que para entorpecer, para combatir al entendimiento consciente." Nietzsche, El origen de la tragedia.
Una extraña criatura poseía el alma de Sócrates. Él mismo habló de ello, y muchos autores escribieron después sobre el tema, preguntándose qué podía ser esa criatura: el daimon de Sócrates. En el alma del sofista anidó una fuerza que transformó el rumbo de la historia de Occidente. Una fuerza que se abrió camino entre las dos tendencias del espíritu griego: Apolo, el principium individuationis, y Dioniso, la potencia instintiva, origen, según Nietzsche, de la creatividad, del genio kantiano, con la que el polifacético escritor se identificaba.
Sin duda la historia de nuestra cultura no es otra cosa que la progresiva implantación del demonio de Sócrates, desde las civilizaciones pre-socráticas, hasta la modernidad, donde se implanta el espíritu socrático y ejerce su tiranía, teñido de importantes rasgos apolíneos. La moderna ciencia es el triunfo del demonio de Sócrates sobre toda forma de menadismo y genialidad. La Ilustración es puro socratismo, sus luces, las Luces de la Razón ilustrada, son las luces del demonio de Sócrates. Unas luces que disuaden toda forma instintiva e irracional de manifestación de lo humano.
Pero hoy el socratismo se apaga ante la ponderada manifestación de un nuevo espíritu, de una nueva fuerza: el demonio de Nietzsche. El gran genio alemán no se dio cuenta que hasta él mismo estaba profundamente tocado por el demonio de Sócrates, contra el que se revelaba. Su respuesta fue la invocación del demonio de Dioniso, pero Dioniso ya llevaba muchos siglos muerto y enterrado. Y como toda invocación es escuchada en el mundo de los espíritus, conjuró, sin saberlo, otra fuerza demoníaca: Ahriman. Una criatura que anida en la facultad imaginativa de la psique humana y transforma sus fantasías y figuras mentales. Es un genio romántico capaz de acabar con Dios, el Padre, el Gran Intelecto, el principio último de toda dialéctica socrática.
Nuestra cultura experimentó un giro. El demonio de Nietzsche puso fin a la historia de su gran enemigo: el espíritu socrático. La historia de la humanidad es la historia de las fuerzas antagónicas que anidan en el alma de los seres humanos, de los grandes espíritus que determinan el carácter de las civilizaciones. Hoy Ahriman, el asesino de Dios, transita la imaginación de muchos seres humanos, y transforma nuestra cultura. Nada tiene que ver con Dioniso, la fuerza instintiva y creadora del genio humano primitivo. Hoy ya no hay almas geniales, todo se pierde en un sordo murmullo de infinitas voces. Hoy es Ahriman quien se expresa desde lo profundo del alma humana, Ahriman que ha devorado a Sócrates.
Bruno, Spinoza y todos los románticos, conjuraron al espíritu de Ahriman, y Nietzsche se erigió en su profeta. Su evangelio, el evangelio para el alma individual que niega la dialéctica y ensalza el instinto, lo puso en boca de Zaratustra, el profeta de la Luz. Pero Ahriman destruye a los suyos, y volvió loco a su profeta, y como una mancha de aceite se extendió por las conciencias. Como nadie cree en él, nadie advierte su presencia. Ahriman dirige la historia de la humanidad en el siglo XXI. Su sello es el instinto que oprime a la razón profunda, y aísla al individuo en la superficie.
Y en medio del caos, comenzó a surgir la luz de una estrella danzarina. Una voz que una vez conmovió a toda Persia. Una voz que explicó la victoria de la Luz sobre las tinieblas. Solo Mani, el mensajero de la Luz, tiene la llave para atar a la bestia conjurada por los filósofos. Y la Luz se dejó devorar por las Tinieblas, para que, así, en el núcleo de las Tinieblas volviera a brillar la Luz.
(Para conocer mejor el mito maniqueo ver: Fernando Bermejo Rubio, El maniqueísmo estudio introductorio)
Juan Almirall
2 comentarios:
¿De verdad es el espíritu de Ahriman? El monstruo que nos está devorando el siglo XXI sin compasión es precisamente la razón. Y Ahriman es lo contrario de la razón.
La dualidad, decir que "el mal mato al bien" es regresar al pasado! ¿Ud. señor filósofo quiza este de acuerdo con los "cientificos españoles" que afirman que la tierra es el centro del universo y todo gira en su entorno?. Pues leones habia en medio oriente y ese era el mal (Alimaña - Ahriman) para los mitos inventados por el ser humano de orden primate. Así es que primo chango... ya evolucione y haga a la gente pensar!! Por eso lo el tabano que intentaba hacer a andar al caballo flojo! osea de Socrates intentando explicar la razón de la flojera mental (vease termino en español) Que a la fecha arrastra a los que no leen. O los que medio leen y ustedes los cientificos creyentes... marean!! Socrates y Nietsche son los tabanos, que hay que acercarse para pararse de esta ABULIA, que es sistema mediante personas como Ud. fomentan. Attentamente y sin Dioses ni demonios de por medio.
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