sábado, 12 de mayo de 2018

FRANCMASONERÍA, ROSACRUZ Y LA ORDEN DEL TEMPLE

La tradición espiritual de Occidente quedó configurada a finales del siglo XVIII en tres grandes ideales que intentó recoger la Masonería, fundamentalmente, en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado.   Los tres ideales son eminentemente cristianos, o al menos se apoyan en el cristianismo, si bien, más calvinista y anglicano, que católico, pese al indiscutible origen católico del gremio de los masones. 

LA FRANCMASONERÍA: Los francmasones eran personas libres dada su pertenencia al gremio de los geómetras masones, que tenía derecho de libre circulación y sus propias formas de contacto y reconocimiento. La masonería tenía fundamentalmente tres grados, Aprendiz, Compañero y Maestro. En este tercer grado se representaba el misterio narrado en el Antiguo Testamento de la construcción del primer Templo de Salomón. La Leyenda del Templo será el núcleo de los rituales y representaciones de los grados propiamente masónicos. El Rito Escocés Antiguo y Aceptado desplegará en doce grados la Leyenda del Templo donde Hiram Abiff el Maestro ideal es asesinado, su muerte vengada y sus cualidades transmitidas a todos los Hermanos que pasaban por ellos. La Leyenda termina en la Bóveda Sagrada, un Templo subterráneo descubierto debajo de la colina del Templo de Jerusalén. Sin embargo, en los rituales del primer Supremo Consejo del grado 33º de Charleston, 1804, la serie terminaba con los grados 15º y 16º, Caballero de Oriente o de la Espada y Príncipe de Jerusalén, cuyo Consejo culminaba los grados de Perfección Masónica que hacen referencia a la reconstrucción del segundo Templo de Jerusalén, tras el Exilio de Babilonia. Este segundo Templo es el que conoció Jesucristo, lo que les permitía enlazar la historia bíblica con el Nuevo Testamento. La perfecta y sublime condición de Masón se alcanza con el conocimiento de la Palabra Sagrada que no es otra que el Nombre Sagrado IHVH. Con ello la Francmasonería y la construcción del Templo es el Misterio de la Creación a partir del NOMBRE DEL PADRE.

LA ROSACRUZ: El segundo ideal es el de la Rosacruz. Inspirado en los Manifiestos Rosacruces de principios del siglo XVII, la Francmasonería incorporó la Rosacruz como grado litúrgico, cuyo tema central era el Misterio del Gólgota y la Santa Cena. Es un grado claramente cristiano que enlaza con la tradición científica y la búsqueda de la Gnosis, así como con el Hermetismo y la Alquimia. Este grado se alcanza tras la apertura de los sellos del Apocalipsis, en el grado 17º Caballero de Oriente y Occidente. Y la revelación es la del Tetragrámaton cristiano INRI, la Palabra Sagrada que se desvela en el NOMBRE DEL HIJO. 



LA ORDEN DEL TEMPLE: El tercer ideal que inspira los Misterios más profundos de Occidente es el ideal Templario, que promovió un auténtico revival de la Orden Militar de monjes-soldados, en un momento histórico donde al pretendiente Estuardo le permitió dotar de ideales a los aventureros que quisieron participar en sus descabelladas campañas. La primera plasmación del ideal tomó forma en la Orden de la Estricta Observancia Templaria, fundada por el aristócrata alemán Karl G. von Hund, que recibió la Carta Patente para fundar la Orden de los Caballeros Escoceses exiliados en Francia y que aseguraban que la Orden del Temple se había perpetuado en Escocia desde su desaparición en los Reinos Europeos a finales de la Edad Media. La Orden Templaria de la Estricta Observancia se abría a los masones que habían alcanzado el grado de Maestro Escocés, esto tomarán forma en los grados 29º y 30º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. El ideal Templario estaba asociado a la Leyenda del Grial, principalmente en su versión alemana, el Parzival de Wolfram von Eschenbach que hace veladas alusiones a la Orden y donde el Grial es descrito de forma análoga a la Ciudad Celestial. La Jerusalén Celeste se encuentra en el centro del Misterio que inspiró a los Cruzados y a los trovadores medievales, y que nos muestra la Revelación del Espíritu Santo. El Grial es una Comunidad Cristiana, una Milicia Santa que vive en la Ciudad Celestial regida por las leyes del Espíritu, en el NOMBRE DEL ESPÍRITU SANTO.


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